miércoles, 3 de noviembre de 2010

Retorno a la democracia de Costa Rica

Entre 1940 y 1948, los sucesivos gobiernos fueron respaldados por los cafetaleros y los banqueros. En 1948, el triunfo de Otilio Ulate, representante de la Unidad Nacional, fue anulado por el Congreso, desencadenándose una guerra civil. El conflicto terminó con el nombramiento de una junta presidida por José Figueres, que realizó un llamado a elecciones de diputados, quienes ratificaron la elección de Ulate en la presidencia. Un año después se promulgó la nueva Constitución, de corte netamente presidencialista y que prohibía la formación de ejércitos.

La revolución dirigida por Figueres, de tono populista, levantó la bandera antidictatorial para toda la zona centroamericana.

Se abre así, el período llamado Capitalismo de Estado-benefactor. José Figueres asumió el mando en 1954, profundizando la política populista, ahora con un fuerte ingrediente anticomunista. En 1958 las fuerzas conservadoras derrotaron a Figueres, dando comienzo a la política desarrollista -impulsada por los Estados Unidos- de sustitución de importaciones.

A partir de ese momento la tradicional pugna política entre liberales y conservadores fue sustituida por una nueva contienda entre Liberación Nacional, el partido de Figueres y una heterogénea formación de varios partidos menores. En 1966 la Oposición Nacional Unida llevó a la presidencia a José Joaquín Trejos.

El LN, con Figueres a la cabeza, logró recuperar el gobierno en las elecciones de 1970 y lo mantuvo en 1974, cuando ascendió a la primera magistratura Daniel Odúber Quirós, cofundador del partido en 1950.

Odúber se esforzó por restablecer la unidad del Mercado Común Centroamericano, en crisis desde la guerra entre El Salvador y Honduras de 1969. Sin embargo, su clara defensa de las libertades democráticas no fue muy bien vista por el régimen de Somoza en la vecina Nicaragua, que intermitentemente hostilizó a su vecino. Costa Rica se convirtió en asilo de millares de refugiados políticos.

La nacionalización de las compañías trasnacionales que distribuían el petróleo y sus derivados en el mercado interno, decretada en 1975 y el alza de los precios del café (principal producto de exportación) crearon condiciones favorables para mejorar los ingresos de la población.

En 1978, contra todas las previsiones, las elecciones presidenciales dieron el triunfo a la oposición conservadora, que denunció aspectos administrativos polémicos de la facción de Figueres. En esos mismos comicios la izquierda, reunida en la coalición Pueblo Unido, aumentó considerablemente su votación. No obstante, la izquierda costarricense permanece aislada e imposibilitada de desarrollar una propuesta de cambio social que conlleve la democracia y el pluralismo, convincente para la gran mayoría de la población.

El gobierno siguiente de Rodrigo Carazo Odio, se caracterizó por su orientación económica antipopular, inspirada en las "recetas" del Fondo Monetario Internacional, y una línea política de creciente enfrentamiento con las fuerzas sindicales y los partidos de izquierda. Sin embargo, en 1979, ante las amenazas de invasión por parte del dictador Anastasio Somoza, el gobierno costarricense -alentado por las simpatías populares hacia los sandinistas- se decide a brindar un apoyo activo a la oposición nicaragüense.

Muy distinta fue la actitud asumida a partir de 1980 hacia la revolución salvadorena, ya que pese a todas las violaciones a los derechos humanos, la junta militar democristiana recibió el apoyo político del gobierno de San José. Por otra parte, en mayo de 1981, Rodrigo Carazo rompió las relaciones diplomáticas con Cuba.

Asimismo, con respaldo del gobierno norteamericano, en enero de 1982 se creó en San José la Comunidad Democrática Centroamericana, destinada a aislar a Nicaragua.

En las elecciones generales de febrero de 1982 triunfó Luis Alberto Monge, del sector derechista de Liberación Nacional, con 57,8% de los votos. Al mes siguiente Monge viajó a Israel, donde -desconociendo la resolución 478 de las Naciones Unidas- izó la bandera costarricense en la sede diplomática de su país en Jerusalén. El mandatario electo definió su actitud como "ejercicio de soberanía".

Al asumir, en mayo de 1982, Monge proclamó su alineamiento con las "democracias occidentales" y anunció austeridad. Al mismo tiempo, impulsó un mayor acercamiento con los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras y provocó el deterioro de las relaciones con la Nicaragua sandinista.

El embargo comercial decretado por Estados Unidos a Nicaragua facilitó una profundización de la actitud hostil del gobierno costarricense contra su vecino. Las relaciones entre ambos países llegaron a un punto crucial de deterioro en julio y agosto de 1985, a raíz de una serie de incidentes fronterizos. Sin embargo, rápidas gestiones del grupo Contadora permitieron congelar la coyuntura; ambos gobiernos aceptaron la presencia de observadores neutrales en la frontera, los que actuarían de árbitros en caso de reiteración de los episodios.

La solución a la aguda crisis económica y a la amenaza de un conflicto regional fueron los pilares en los que se basó la campana del candidato socialdemócrata a la presidencia, Oscar Arias, vencedor en las elecciones de febrero de 1986 con un ajustado 52% de los votos.

Retorno a la democracia de Uruguay

El 30 de noviembre de 1980 la ciudadanía rechaza el proyecto de reforma constitucional propuesto por el régimen dictatorial, dando comienzo a un lento proceso de apertura política. El 1 de setiembre de 1981 asume la presidencia el general Gregorio Álvarez, quien en 1984 llama a elecciones, si bien con ciudadanos y partidos políticos proscritos. Tras realizarse ese mismo año, sale triunfante el Partido Colorado. Durante los primeros días de 1985 Álvarez deja el mando en manos del Presidente de la Suprema Corte de Justicia en ejercicio, Rafael Addiego Bruno y, finalmente, el 1 de marzo de 1985 el gobierno retornó a los civiles con la asunción de Julio María Sanguinetti como Presidente.

En un acuerdo por dejar atrás el pasado y retornar en paz al sistema democrático, los partidos políticos mayoritarios acordaron votar una ley de amnistía que extinguió todos los delitos cometidos a partir del 1º de enero de 1962 en relación a las acciones subversivas, pero excluyendo a texto expreso los funcionarios policiales y militares que hubieran cometido delitos relacionados con la lucha antisubversiva.

La ley 15.848 de la Caducidad de la Pretensión Punitiva de Estado (popularmente conocida como "ley de impunidad" o "ley de caducidad", esta ley fue plebiscitada en octubre del 2009 siendo ratificada por la ciudadanía), que cubría a todos los miembros de las Fuerzas Armadas acusados de violaciones a los derechos humanos entre 1973 y 1985, fue aprobada por el parlamento en diciembre de 1986. En los años siguientes se llevó a cabo una campaña de recolección de firmas para impulsar un referéndum con la intención de derogarla. El 16 de abril de 1989, luego de que más de un 25% de la ciudadanía uruguaya habilitara con su firma el referéndum, se llevó a cabo el mismo, con un triunfo del llamado "voto amarillo" (por el color de la papeleta), que ratificaba la ley, con un margen de 57% contra 43% respecto al "voto verde". El triunfo del "voto amarillo" significó no derogar la ley de caducidad, y mantener la amnistía a los delitos cometidos durante el gobierno militar.

En los comicios de noviembre de 1989 resultó electo Luis Alberto Lacalle (del Partido Nacional). En 1994 Sanguinetti resultó electo por segunda vez.

En 1996 se pone a consideración de la ciudadanía una reforma constitucional que instaura por primera vez las elecciones internas y el balotaje; dicha reforma resulta aprobada por escaso margen en el plebiscito. Siendo así, en 1999 triunfó Jorge Batlle (del Partido Colorado), como resultado de este nuevo sistema.

Gregorio Álvarez

Julio Sanguinetti